Consistía en la fundición de los tipos al momento de agruparse en la composición. Esta se realizaba por medio de la pulsación de un teclado de forma análoga a cuando se escribe en máquina. Con la composición mecánica se podía alcanzar una rapidez cuatro veces mayor que con la composición manual.
La unión de la máquina de componer y de las máquinas planocilíndricas, y después, la rotativas, originaron una absoluta revolución en el arte de la imprenta a finales del siglo XIX.
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